Volvo es una marca que siempre ha presumido de estar a la vanguardia en la industria del automóvil, lo que motivó que fuera uno de los primeros fabricantes en anunciar que toda su gama de modelos en 2030 sería cero emisiones. Pero teniendo en cuenta el rumbo que está tomando el mercado, en el que no terminan de levantar las ventas de coches eléctricos puros, para poder seguir manteniéndose fuerte ha decidido variar su estrategia y ya no apuesta exclusivamente por los vehículos con este tipo de tecnología, sino que también mantiene los motores de combustión, eso sí, sólo de gasolina y con distintos niveles de electrificación.
Un claro ejemplo de esto es la actualización que le ha realizado al XC90, su SUV más grande y uno de sus principales iconos, un modelo que desde su lanzamiento en 2002 ha tenido siempre mucho éxito en todo el mundo. La actual generación de este todocamino premium se lanzó en 2015, por lo que en algunos aspectos se estaba quedando un poco atrás con respecto a sus rivales más directos, que se han actualizado recientemente. Por lo tanto, además de recibir novedades de estilo, también se pone al día, y mucho, tecnológicamente hablando, y de paso incorpora dos motorizaciones electrificadas, una de ellas con un sistema de hibridación ligero de 48 V (MHEV) y la otra con tecnología híbrida enchufable (PHEV).
Imagen más moderna
El Volvo XC90 mantiene las generosas cotas de su carrocería, por lo que sigue teniendo una longitud de 4,95 metros, una anchura de 1,77 metros y una altura de 1,77 metros. Por lo tanto, las principales novedades remiten a unos cambios sutiles de estilo en la carrocería, con algunos detalles que le otorgan un gran parecido con su hermano eléctrico, el EX90. Así, encontramos una rejilla de nuevo diseño y flanqueada por unos faros de nuevo cuño con tecnología LED, que mantienen la original firma lumínica diurna que en Volvo denominan el martillo de Thor.
También son de nueva factura los parachoques, con unas líneas más suaves y el delantero con unas tomas de aire verticales en los extremos. En la parte trasera adquieren un mayor protagonismo los grupos ópticos, que siguen siendo verticales, pero ahora con una nueva firma lumínica. Una actualización estética que se completa con unas llantas de nuevo diseño con tamaños que van de las 19 a las 22 pulgadas.
Interior muy renovado
Los mayores cambios los vamos a encontrar en el interior. Tal como ocurre con el diseño de la carrocería, la marca también ha buscado que tenga más similitud con su gama de vehículos eléctricos, sobre todo con el EX90. Muestra así un aspecto más minimalista, con un salpicadero con unas líneas más rectas. En su realización, que si cabe es aún mejor que la de su antecesor, se utilizan nuevos materiales, tanto en las tapicerías como en el resto de los guarnecidos, de tipo reciclable.
El Volvo XC90 sigue presumiendo de tener un espacio interior muy grande y voluminoso, lo que le permite mantener la configuración de tres filas de asientos con un aforo de siete pasajeros. Tampoco cambia la capacidad de carga del maletero, homologada en 640 litros.
También se puede apreciar que el XC90 es ahora mucho más tecnológico. No obstante, sigue manteniendo la configuración de la pantalla central del salpicadero en posición vertical, aunque ahora de 11,2 pulgadas, con una resolución mucho mayor y el sistema operativo Android Automotive, más avanzado y potente que el utilizado hasta ahora y con la posibilidad de poder hacer actualizaciones de sus diferentes aplicaciones y funciones de forma remota OTA (Over the Air).
Volvo también ha revisado el capítulo de la seguridad, donde el XC90 estaba ya al máximo nivel. Ahora incluye una evolución de sus principales sistemas de asistencia. Mediante un radar y una cámara delantera, el coche puede detectar si el conductor se ha desviado hacia el carril contrario y devolver el vehículo de manera segura a su carril para evitar el riesgo de una colisión. También ayudará a no salirse de la carretera sin darse cuenta. Además, puede usar el freno y la dirección para ayudar a evitar colisiones con otros vehículos, peatones, ciclistas y animales grandes.
Motores de combustión electrificados
Para este renovado XC90 la marca sueca propone dos opciones mecánicas. Una con un sistema de hibridación ligero de 48 V (MHEV) denominada B5 AWD, con etiqueta medioambiental Eco, en la que se combina el funcionamiento de un motor de gasolina de cuatro cilindros de dos litros con un pequeño electromotor de 14 CV (10 kW) y una batería de iones de litio de poca capacidad, anunciando una potencia total combinada del sistema de 250 CV. Un sistema de propulsión que se completa con una caja de cambios automática de ocho velocidades y con la tracción a las cuatro ruedas.
La otra opción mecánica es el T8 AWD, con un sistema híbrido enchufable (PHEV) que combina el funcionamiento de un motor de gasolina de 310 CV con un electromotor en el eje trasero de 145 CV (107 kW), sumando entre ambos una potencia total combinada de 455 CV. La parte electrificada se completa con una batería de 18,8 kWh capaz de brindar un rango de uso en modo eléctrico de 70 kilómetros, permitiendo que el Volvo XC90 T8 AWD tenga la etiqueta cero emisiones de la DGT. Esta versión, también asociada a la caja de cambios automática de ocho relaciones y a la tracción total AWD, con un consumo homologado (WLTP) de 1,2 l/100 km, puede tener una autonomía que supera los 800 km.
Siguiendo con las novedades técnicas de este nuevo XC90, la firma sueca asegura que ha realizado mejoras en las suspensiones. Cada amortiguador puede adaptarse mecánicamente a las condiciones de la carretera para optimizar tanto el confort como la estabilidad, brindando en consecuencia una mejor experiencia de conducción. Una suspensión que en opción se puede mejorar con una de tipo neumática activa, que supervisa al vehículo, la carretera y al conductor 500 veces por segundo para conseguir la conducción más cómoda posible. Esta suspensión neumática permite variar su altura si se va a transitar con el coche fuera del asfalto y también para tener un acceso más cómodo al interior.