Sébastien Guigues, director general del Grupo Renault Iberia, analiza el mercado español y apuesta, con optimismo, por recuperar el millón de matriculaciones este mismo año. También explica la situación real del coche eléctrico, apostando por el híbrido como el mejor primer paso para la electrificación y descarbonización de nuestro país.
¿Cómo valora la situación del mercado español? ¿Recuperaremos este año el millón de unidades?
Según a quien le preguntes. Los menos optimistas te dirán que el mercado total se va a quedar este año por debajo del millón y los más optimistas te vamos a decir por encima del millón. Quizás la conclusión es que, sea cual sea el mercado, el de los optimistas o los pesimistas, sigue siendo un mercado muy discreto para lo que es España. La potencia de fuego que puede tener este mercado, sus clientes, sus concesionarios, sus fábricas… está lejos del millón y medio o millón trescientos, pero los optimistas sí que decimos que es una confirmación de que el mercado ya gira y este año está mejor.
Con los cambios adecuados, ¿volveremos a ver un mercado de más de un millón de unidades?
Sí. Creo que el mercado español está estructurado para 1,2 o 1,3 millones de coches al año. También puede haber años buenísimos, en los que llegar a 1,5 millones; y otros peores, en los que bajar a un millón. Ese debería ser el verdadero suelo del mercado.
Aquí, el consumo es muy peculiar. Por ejemplo, en España no se inventó el teléfono móvil, pero hoy somos el país de Europa que tiene más terminales activos.Y en España, que yo sepa, no se inventó la carrocería SUV, pero es el país europeo con un mayor porcentaje de carrocerías SUV en sus ventas totales.
¿Qué quiero decir con esto? Que cuando el consumidor lo tenga claro y deje de tener dudas al respecto, el coche eléctrico va a subir mucho más rápido que en otros mercados. En otros países —que son mucho más racionales, mucho más germánicos en sus decisiones—, lo argumentan más. La transformación se va construyendo y las ventas suben casi linealmente. En España somos mucho más de curvas exponenciales. No lo veo, no me lo creo, no me lo puedo pagar y, de repente, llega un día en el que el no se transforma en un sí y todo cambia muy rápidamente. Si te fijas, esto sucede en España con muchas otras cosas. Por eso, este país me resulta tan apasionante.
¿La introducción de los vehículos electrificados está respondiendo a sus expectativas?
Va relativamente bien. Avanza. Dentro de los vehículos electrificados hay que contemplar a los eléctricos, pero también a los híbridos enchufables y los híbridos. En Renault España, el año pasado el 30% de nuestras ventas fueron coches electrificados. Del Arcana, el 55% de las ventas ya son híbridos. Y del Austral, este año el 55% de las entregas también lo son.
Esto parece indicar que la tecnología híbrida —que no todos los fabricantes cuentan con ella— es la indicada para los vehículos en los que la tenemos. Se vende bien porque es eficiente; gasta poco y tiene una buena etiqueta. Todos los coches híbridos de Renault emiten por debajo de 120 g/km de CO2. Incluido el nuevo Espace de siete plazas y 200 caballos.
Y los eléctricos puros, ¿también tienen tan buena acogida?
Los vehículos 100% eléctricos claramente no están progresando en España al nivel que todos esperábamos. Iba a decir que nos gustaría, pero mejor voy a utilizar la expresión «que esperábamos». Creo que las razones para ello son varias, pero como siempre digo, esta es la opinión que tenemos en Renault.
La mayor de todas ellas es que ahora todos los fabricantes ya tenemos coches eléctricos. Pero también todos los españoles ya saben lo que es un coche eléctrico y cómo funciona. Y por ello todos nos damos cuenta que los postes de recarga con los que de verdad puedes contar todavía son insuficientes.
Y este es el primer gran freno. Porque en una geografía como la española, donde la gran mayoría se mueve entre Madrid, Barcelona, Bilbao o Sevilla, es necesario hacer bastantes kilómetros en los desplazamientos. No somos Luxemburgo y, lógicamente, cuando conduces un eléctrico tienes ese miedo, a veces no tan justificado, de no disponer a tiempo de capacidad de recarga en el momento oportuno.
Pero los consumidores también se quejan mucho de la falta de ayudas…
Este es un segundo gran freno. Se han puesto unas ayudas muy consecuentes. Hasta 7.000 euros para la compra es, sin duda, un gran incentivo, pero también es cierto que son muy complicadas de tramitar y, sobre todo, de cobrar. Si yo me compro un Mégane eléctrico —que, por cierto, es un gran coche— y toda la tramitación va genial y tengo derecho a ello, no cobraré esos 7.000 euros hasta un año después de la compra. Es decir, que pase lo que pase, para comprarme un Mégane eléctrico necesito disponer de una buena tesorería o de un banco que me preste íntegro el importe del coche.
Muchos compradores se quejan de que se les está forzando a cambiar de coche…
Es otro de los grandes problemas que hay. Estamos planteando la electrificación como la única solución avalada por los gobiernos y los políticos para renovar los coches viejos del parque. Estamos obligando a quienes tienen un coche de 14, 15, 16 o 20 años a vender su coche por cero euros para que compren un coche nuevo eléctrico. Que sí, que es buenísimo, pero que vale 45.000, 50.000 o 55.000 euros. Se me antoja que las personas que tienen un coche de veinte años —al margen de coleccionistas— es porque no pueden adquirir uno nuevo. Y si además de nuevo se lo tienen que comprar eléctrico, forzarles a pagar 45.000 euros hace que la operación se les ponga muy cuesta arriba.
Habría que bajar el precio de los eléctricos o buscar una alternativa…
Cierto, y eso nos lleva de nuevo a los híbridos, que quizás son el peldaño necesario en esa escalera hacia la descarbonización de la cual estamos todos convencidos. Ningún fabricante te va a decir que está en contra de la descarbonización. Todos estamos a favor y trabajamos duro por ello. Y a todos nos parece que subir ese peldaño intermedio que son los híbridos es dar un paso muy bueno, porque ayuda a que subas la pierna sin tener que hacer malabarismos.
Además, me parece una falta de respeto enorme hacia los españoles y cuantos vivimos en España eso de que en este país somos menos ecológicos que los noruegos. La realidad no es así. Durante mucho tiempo, en Noruega esos coches se han vendido sin IVA y ahora que su fiscalidad ha cambiado, basta con ver lo que está sucediendo en las ventas. Resulta que ni los españoles éramos tan tontos ni ellos tan listos.
¿Y cuál puede ser la solución?
Deberíamos aplicarle a todo esto mayor sentido común, porque hasta ahora todo lo que hemos hecho —seguramente con muy buena voluntad por parte de todos— lo cierto es que no está funcionando como debiera.
Llevamos cuatro años y el parque automovilístico en España, lejos de renovarse, que es el primer gran objetivo a lograr, envejece cada vez más. Queríamos ir cuesta abajo, pero lo cierto es que estamos yendo cuesta arriba. La solución para ello es dedicar tiempo a analizar qué podemos hacer y qué podría funcionar, y no perderlo en buscar culpables porque eso no nos lleva a ningún sitio.
Hablemos por tanto de reformar la fiscalidad. Hay otros países que ya lo han puesto en práctica con buenos resultados. No solo está pasando en Noruega. También, por ejemplo en Portugal, un mercado mucho más similar al nuestro. Reformar la fiscalidad de los coches electrificados, incluidos los híbridos, y la manera de pagarlos podría mejorar mucho la situación.
Además, el principal objetivo ha de ser sacar coches viejos de las calles y no solo poner el foco en vender coches eléctricos. No vamos a salvar el planeta vendiendo solo coches eléctricos. Lo vamos a arreglar mucho antes quitando de la circulación los coches que más contaminan. Ese es el punto de partida. Si ese coche que sacamos se cambia por un eléctrico, pues muy bien; pero si se cambia por un híbrido, e incluso por uno moderno de combustión, mucho mejor que no hacerlo y mantener el viejo en circulación.
Centrémonos en Renault. El nuevo Espace cambia de paradigma. Su silueta monovolumen es ahora la de un SUV siete plazas. ¿Por qué esa transformación? ¿Aceptarán los clientes del Espace este cambio de buen grado?
En el universo de Renault, el Espace es uno de nuestros superhéroes. Y lo es desde su primera generación. Sus superpoderes son espacio interior, siete plazas y confort. Y como superhéroe que es siempre ha llevado una capa de monovolumen, pero ahora la capa que porta es la de un SUV. Personalmente, creo que eso le va a hacer triunfar mucho más incluso que hasta ahora.
La gente quiere vehículos SUV, no monovolumen. En todo caso, esta conversación es muy de gente del sector, como nosotros. Si yo le pregunto a mi madre que es un Espace te aseguro que no me va a contestar nunca que es un monovolumen. Me dirá que es un coche espacioso, con siete plazas y muy cómodo para viajar.
Su motorización va a ser un caso parecido. Pensar que un coche tan grande lleva un motor tan pequeño no es fácil de entender…
Cierto. Tan poca cilindrada choca bastante para un coche tan grande. ¿Un motor de poco más de un litro de cilindrada para mover un vehículo de casi cinco metros? Hace diez años eso era impensable, pero la tecnología ha hecho maravillas y hoy el motor híbrido es un arma estupenda.
Al final lo que importa es que este coche tiene un motor de 200 caballos y emite menos de 120 gramos por kilómetro desplazando una masa de cinco metros de largo y lo hace con siete plazas. Cuando lo pruebas te sorprende. Diréis que no soy objetivo, pero es mi experiencia y no he echado en él nada de falta de potencia o de par.
La tecnología híbrida permite hacer los motores de otra manera y lograr que se pueda obtener la potencia necesaria de otra forma. Y creo que es precisamente en ello donde, por así decirlo, reside el hecho que determina el verdadero triunfo de la eficiencia.