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miércoles, diciembre 4, 2024

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Los fabricantes europeos apuntan de nuevo a la infraestructura de recarga: solo 1 de cada 9 puntos es rápido

Frente a los más que exigentes objetivos de reducción de emisiones que las autoridades europeas plantean a los fabricantes automovilísticos en aras de una movilidad eléctrica y descarbonizada, estos vienen replicando recurrentemente con las notorias carencias presentadas por la infraestructura de recarga en la mayoría de países de Europa como principal obstáculo para el despliegue de esta tecnología.

Desde el punto de vista de ACEA, la patronal de los constructores europeos, se trataría realmente de una doble problemática: no solo hay una flagrante falta de cargadores para coches eléctricos en toda la región, sino que muy pocos de ellos pueden realizar las operaciones de recarga en un tiempo aceptable.

Según los datos facilitados por la asociación, de los 225.000 cargadores públicos disponibles actualmente en Europa -no se contabiliza Reino Unido-, solo 25.000 son adecuados para la carga rápida. Dicho de otra manera, únicamente uno de cada nueve puntos de recarga europeos es un cargador rápido, entendidos como tales los de capacidad superior a 22 kW. El resto de puntos, con una capacidad de 22 kW o menor, incluyen muchas tomas de corriente comunes o de jardín, de baja capacidad.

Advierte ACEA de que cargar un coche eléctrico utilizando una de estas 200.000 tomas de corriente de baja tecnología puede llevar hasta una noche entera. En cambio, el uso de un cargador rápido de alta capacidad puede reducirlo a menos de una hora. No obstante, los cargadores rápidos solo representan una fracción (11%) de la red de infraestructuras europea.

España, muy por encima de la media

La patronal de los fabricantes automovilísticos cifra en 2.128 el número de cargadores de más de 22 kW desplegados en nuestro país -datos relativos al año 2020- frente a los 5.279 de menor capacidad, de modo que hablaríamos de un porcentaje del 28,7%, muy por encima, por una vez, del 11,1% de la media comunitaria.

En cuanto al resto de los principales mercados del continente, también superando la media estaría Alemania, con un 16,4% pero con un volumen infinitamente superior de estaciones de carga: 7.325 rápidas y 37.213 normales. En un rango similar en cuanto al número de puntos se posiciona Francia, pero en este caso con un peso inferior de los de más de 22 kW, un 8,6%, en una relación 3.751/42.000. Finalmente, Italia estaría en una media del 9,4%, con 1.231 puntos de carga rápida (es el único de los grandes que tiene menos que España) y 11.842 estándar.

 «Para convencer a más ciudadanos de que se pasen a la electricidad, tenemos que eliminar todas las molestias asociadas a la recarga», ha declarado el director general de ACEA, Eric-Mark Huitema, quien añade que «la gente necesita ver muchos cargadores en su entorno cotidiano y estos puntos de recarga deben ser rápidos y fáciles de usar, sin tener que esperar largas colas». Alerta, además, de que «la recarga debería ser tan cómoda y sencilla como lo es hoy el repostaje. Desgraciadamente, la propuesta de la AFIR no es ni de lejos lo suficientemente ambiciosa para lograr este objetivo. Es más, está totalmente desalineada con los nuevos objetivos de CO2 propuestos para los coches».

Y es que la ACEA da la voz de alarma sobre esta problemática en el momento en que los gobiernos nacionales y el Parlamento Europeo se disponen a preparar sus posiciones sobre el Reglamento de Infraestructuras para Combustibles Alternativos (AFIR) propuesto por la Comisión Europea en julio. El AFIR es un componente central del paquete climático europeo «Fit for 55», que también incluye nuevos objetivos de CO2 para los coches.

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