Para 2030, muchos países europeos prohibirán la venta de vehículos con motor de combustión. Afortunadamente, cada día es más amplia la variedad de modelos eléctricos que llegan al mercado, pero ¿qué pasa con esa otra alternativa ecológica: el coche de pila de combustible de hidrógeno?, se pregunta LeasePlan.
En este sentido, la compañía de renting comienza analizando el combustible, el hidrógeno, que es el elemento más pequeño y ligero que existe, formado por un protón y un electrón. Como gas, el hidrógeno es incoloro, inodoro, no corrosivo, no oxidante, no radiactivo, no cancerígeno y no tóxico. El hidrógeno se produce cuando utilizamos la electricidad para dividir el agua (H2O) en oxígeno (O) e hidrógeno (H2). Como el proceso es reversible, el hidrógeno puede convertirse en electricidad agregando oxígeno, liberando agua como subproducto. Por lo tanto, el hidrógeno está completamente libre de CO2 y es una alternativa de conducción óptima sin emisiones.
Pila de combustible
Al igual que un automóvil eléctrico normal, un vehículo de celda de combustible de hidrógeno cuenta con una batería y un motor eléctrico. La única diferencia es que la batería del vehículo de hidrógeno es más pequeña e incorpora uno o varios tanques de hidrógeno y la pila de combustible. Al agregar oxígeno, esta pila convierte el hidrógeno en electricidad y agua mediante un proceso electroquímico. La electricidad se utiliza para alimentar la batería que mueve al coche, mientras que el agua limpia se expulsa en forma de vapor por el escape.
LeasePlan ha comparado algunos datos de coches de hidrógeno y eléctricos a batería, así como de coches de gasolina y diésel, para averiguar si el vehículo de hidrógeno podría convertirse en un competidor serio.
En la parte positiva, señala la empresa de renting, además de estar libre de emisiones, una de las principales ventajas del vehículo de hidrógeno es su repostaje, similar al llenado de un tanque de gas licuado de petróleo (GLP); es decir, frente al elevado tiempo de carga de la batería de los vehículos eléctricos, un automóvil de hidrógeno vuelve a la carretera en unos minutos. Asimismo, la mayoría de coches de hidrógeno tienen una autonomía superior a la de los vehículos eléctricos normales.
El huevo y la gallina
A pesar de estas importantes ventajas, actualmente hay pocos usuarios que se decanten por el automóvil de hidrógeno, lo que se traduce en escasísimas estaciones de servicio de repostaje en Europa, provocando que la ansiedad por la autonomía sea un problema importante. Dice LeasePlan, con toda razón, que es el clásico dilema del huevo y la gallina: pocos conductores equivalen a pocas estaciones de servicio y pocas estaciones de servicio significan que es probable que menos personas elijan el automóvil de hidrógeno. A ello se une que mientras la mayoría de constructores incrementa cada día sus gamas de modelos eléctricos, hay muy pocas marcas que comercialicen vehículos de hidrógeno. Las más relevantes son Toyota con el Mirai y Hyundai con el Nexo.
Valor residual
A ello se suma la incertidumbre de costes. Dado que el hidrógeno es una tecnología emergente, los valores residuales aún son dudosos, lo que significa que la tasa de renting mensual en muchos países es relativamente alta en comparación con los vehículos eléctricos o los híbridos e híbridos enchufables. Aun así, los coches de hidrógeno también cuentan con beneficios fiscales, lo que puede convertirlos en una alternativa económicamente atractiva para las flotas de renting.
En opinión de muchos expertos, los vehículos de pila de combustible son ideales para el sector del transporte pesado (camiones, trenes y barcos) y aplicaciones industriales que requieren tanto calor como electricidad.
400 millones
Para finalizar, la compañía de renting señala que el Hydrogen Council, iniciativa global de empresas de energía, transporte e industria cuyo objetivo es que el hidrógeno fomente la transición de energía limpia para un futuro mejor y más resistente, predice que para el año 2050 el hidrógeno podría impulsar a más de 400 millones de automóviles de pasajeros en todo el mundo, así como a unos 20 millones de camiones y 5 millones de autobuses.