Pocas cosas podrían salvar los concesionarios españoles de este primer trimestre del año, pero una de ellas sería, sin ningún género de duda, el vehículo de ocasión, que se apunta registros positivos tanto en términos de facturación como de rentabilidad en un entorno envuelto mayoritariamente en rojo.
En general, este entorno remite a una rentabilidad negativa del -0,68% al término de este primer trimestre, según los datos aportados por la consultora Snap-on Business Solutions, en lo que sería el peor dato de los últimos cinco años, superando al -056% contabilizado tras los tres primeros trimestres de un 2020 que finalmente logró acabar con una rentabilidad positiva del 1,15%.
Todavía muy afectados por los efectos derivados de la pandemia de la COVID-19 y la incertidumbre que genera, los concesionarios han visto cómo su facturación ha sufrido entre enero y marzo una caída del 7,26% respecto al mismo período de 2020, con su rentabilidad también bastante tocada: la de Ventas se ha contraído un 14,41% y la de Posventa un 8,2%, con el único consuelo de una reducción del 6,5% de los gastos generales.
No solo en rentabilidad, también en cuanto a la facturación es el área de Ventas la que sale más perjudicada por esta situación, llegando a provocar algo tan poco habitual como que su contribución al resultado haya pasado de representar un 55% en el cierre de 2020 a solo un 41% al término de marzo.
Llegados a este punto, es importante matizar que el comportamiento no ha sido el mismo, ni mucho menos, para Vehículo Nuevo y de Ocasión. Y es que mientras el primero ha perdido casi un 10% de su facturación en estos tres meses, el VO ha conseguido mejorarla gracias al aumento del precio medio de los vehículos.
De esta forma, el Vehículo de Ocasión alcanza una rentabilidad del 3,5% al término del primer trimestre, frente al 2,53% del mismo periodo de 2020. La brecha con el VN se alarga después de que este haya perdido más de medio punto, pasando del 2,43% del año pasado al 1,91% de este ejercicio.
Estos resultados, según la consultora, han supuesto un deterioro aún mayor de la liquidez de los concesionarios, acentuando las caídas que ya se venían dando en los dos trimestres anteriores. A la incertidumbre de la pandemia hay que sumar también ahora la escasez de semiconductores, que podría generar un impacto muy negativo en la producción de vehículos y, con ello, en el abastecimiento a las redes de concesionarios.
Para Ana Sánchez, directora de Estrategia e Innovación en España de Snap-on Business Solutions, «el arranque de este año ha cumplido los peores presagios. Además de estar muy pendientes de la evolución de la pandemia, ahora tenemos que estar también atentos a la crisis de los chips, que puede afectar a los concesionarios en los próximos trimestres no solo a nivel de rentabilidad, sino también en las previsiones de tesorería y liquidez. Todo esto hace que, después de haber conseguido cerrar 2020 con mejores cifras, ahora los concesionarios vuelvan a tener encima la losa de un comienzo de año muy complicado«.