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sábado, abril 20, 2024

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La falta de chips exige inversiones millonarias y pone en riesgo la industria europea del automóvil y el empleo

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Las interrupciones en la cadena de suministro de chips semiconductores han retrasado globalmente la producción de 500.000 vehículos y, según un informe de la Asociación Europea de Proveedores Automotrices (Clepa), esta escasez seguirá hasta bien entrado el año próximo, por lo que demandan un enfoque estratégico de la industria que se base en las fortalezas existentes y fomente la innovación.

En España, el desabastecimiento está suponiendo un importante lastre para la industria constructora, como ha asegurado Anfac, y actualmente tienen problemas de suministro las plantas de Ford en Almussafes, Seat en Martorell, Citroën en Vigo y Renault en Valladolid, entre otras.

En el ámbito de la Unión Europea, algunas marcas se han visto obligadas a reducir su producción de automóviles y, ante la escasez de chips, es posible que no la recuperen hasta finales de 2021 o principios de 2022.

Se estima que los niveles de existencias en Europa son de unos 60 días entre la producción y el momento en que los vehículos salen a la carretera, por lo que las interrupciones de producción han tenido consecuencias limitadas para satisfacer la demanda. Pero si el suministro sigue en la misma situación el próximo año, muchos puestos de trabajo correrán peligro.

Inversiones milmillonarias

En este sentido, un estudio de la consultora Bain&Company asegura que, pese a las grandes inversiones que se han anunciado y al apoyo institucional a corto plazo, son muy limitadas las opciones que existen para resolver esta situación. El estudio, al que ha tenido acceso Europa Press, señala que serán necesarios miles de millones de euros para superar esta crisis, que se prolongará hasta 2022, y que no se trata de un episodio aislado, sino que sucederá muchas más veces en el futuro, con una disrupción en la industria similar o mayor.

La importancia de los chips

Los chips instalados en las unidades de control electrónico son esenciales para el rendimiento de los vehículos de hoy. Un automóvil moderno puede contener alrededor de 100 unidades de control electrónico y entre 20 y 40 microcontroladores a cargo de funciones como el motor y la dirección asistida, la cerradura de la puerta o la entrada sin llave. La electrificación del tren motriz y el desarrollo de vehículos conectados y autónomos solo reforzarán aún más la importancia de los chips semiconductores.

La industria europea del automóvil compra entre 60 y el 70% de sus chips de Taiwán y China y, aunque su capacidad de diseño de chips es relativamente sólida, faltan fábricas en el Viejo Continente, al haberse reducido las mismas a la mitad en los últimos 10 años, lo que destaca la necesidad de reevaluar las dependencias de la cadena de suministro en el área crítica de la tecnología de semiconductores.

Por otra parte, afirma el informe de Bain&Company que la industria automovilística juega un papel menor en el mercado de esta clase de componentes, pues solo posee el 10% de cuota de mercado mundial, y que es incluso más preocupante la concentración de proveedores, ya que la firma taiwanesa TSMC es la responsable de alrededor del 80% de los chips microcontroladores.

Thorsten Muschal, presidente de la Clepa, señala al respecto que el segundo trimestre de 2021 ha sido muy difícil y que todavía hay interrupciones en la fabricación, con retrasos en la producción y situaciones ocasionales de parada y marcha. Explica que «si bien la crisis aún no ha terminado, creemos que hemos visto lo peor y no es probable que la situación se deteriore aún más», si bien, «no se puede excluir que los efectos puedan sentirse hasta bien entrado 2022. Estas circunstancias también tienen un impacto indirecto en los proveedores que no están usando semiconductores para su propia cartera de productos, por lo que afecta a toda la cadena de suministro automotriz».

Recomendaciones

Ante esta coyuntura, Clepa ha elaborado un informe con recomendaciones basadas en los aportes de sus asociados, que proporcionan orientación para fortalecer la resiliencia de la cadena de suministro en la Unión Europea y ofrecen principios para una industria europea fuerte en microelectrónica.

Solo los proveedores de automoción emplean 1,7 millones de trabajadores en empresas que desarrollan tecnología de movilidad sostenible, inteligente y segura, por lo que una respuesta oportuna a la crisis de los semiconductores es fundamental para fortalecer la competitividad de la Unión Europea y proteger los puestos de trabajo de miles de ciudadanos.

Según el informe de Clepa, la automoción es responsable del 37% de la demanda de semiconductores en Europa, en comparación con una cuota de demanda global del 10%, de forma que el éxito en la estrategia de microelectrónica de la UE debe basarse en el papel central de los proveedores de automóviles.

Para solucionar la crisis de los semiconductores serán necesarias inversiones multimillonarias. Según cálculos de Bain&Company, incrementar entre el 5% y el 10% las capacidades tecnológicas existentes costaría alrededor de 33.578 millones de euros, y mantener su desarrollo algo más de 92.000 millones en diez años.

Asimismo, asegura que sería necesario construir una fábrica cada dos años por cada tecnología desarrollada e invertir entre 2.500 y 3.300 millones de euros cada año en investigación y desarrollo para fabricar transistores más pequeños.

La Comisión Europea ha identificado los vehículos conectados y autónomos como un grupo estratégico que ofrece a la UE un potencial significativo y los sistemas de asistencia a la conducción están desempeñando un papel fundamental en el camino hacia una movilidad más segura y climáticamente neutra. Esta tecnología de sistemas electrónicos y semiconductores ya supone el 35% del costo del automóvil y es probable que continúe creciendo al 50%, con el desarrollo adicional de vehículos conectados y autónomos.

Grandes desafíos

Clepa llama la atención sobre el papel de las pequeñas y medianas empresas (pymes) y asegura que la «smartización» (dotar de inteligencia artificial) de la movilidad plantea grandes desafíos para las pymes, que necesitan transformar rápidamente sus líneas de producción y repensar su acceso a los materiales.

Sin las condiciones y la inversión que apoyen a los departamentos de investigación e innovación y al despliegue industrial, es posible que algunas de las más pequeñas no puedan satisfacer la demanda, lo que afectará gravemente al empleo.

Explica Marco Stella, vicepresidente y representante de pymes de Clepa y CEO de la italiana Duerri Tubi Style, que «las pequeñas y medianas empresas se encuentran en una posición particularmente difícil porque, a menudo, están más sujetas a las circunstancias que las que dominan las soluciones, y dependen mucho de las decisiones que toman otros en la cadena de suministro, tanto el proveedor de materiales como el cliente final».

Añade Stella que en aquellos que todavía tienen escasez de liquidez, que aún se están recuperando de la pandemia, «puede surgir la necesidad de evaluar los niveles de empleo. El desafío es mantener la capacidad de responder de inmediato cuando se recupere nuevamente el suministro de material y el mercado de clientes».

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