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martes, mayo 30, 2023

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La escasez de litio compromete el futuro de la movilidad eléctrica, según el CEO de Stellantis

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La escasez de materias primas supone una preocupación para los fabricantes de automóviles. Así, según el CEO del Grupo Stellantis, la reducida producción de litio impedirá cubrir la elevada demanda de baterías que la industria precisa para la producción de vehículos eléctricos en las plantas europeas.

En el marco de los debates surgidos en Freedom of Mobility Forum, encuentro organizado por el consorcio automovilístico como punto de diálogo sobre la nueva movilidad, el directivo portugués alertaba sobre esta importante amenaza sobre el futuro de la movilidad libre de emisiones, justo cuando Europa acaba de poner fin a la producción de vehículos con motores de combustión a partir del año 2035.

 

Movilidad asequible y sostenible

En presencia de líderes de las diferentes marcas de Stellantis, así como de representantes civiles y expertos en distintos campos involucrados tanto en la nueva movilidad como en sus sectores afines, el Freedom of Mobility Forum se desarrolló en torno a una idea principal: Cómo hacer asequible y sostenible la movilidad del futuro para una sociedad que además ha de enfrentarse a las implicaciones que conlleva el actual proceso de calentamiento global del planeta.

El CEO de Stellantis —que aúna a las 14 marcas pertenecientes a los antiguos grupos independientes de Chrysler, Fiat, Opel y PSA— advirtió a los presentes de la grave situación que puede producirse en el futuro y que pone en riesgo el actual proceso de transición a la movilidad eléctrica que Europa preconiza: «No se producen los volúmenes de litio necesarios. Ahora mismo tenemos 1.300 millones de coches dotados con motores de combustión interna gasolina y diésel circulando por el planeta. Y tenemos que sustituirlos por nuevos modelos para una movilidad limpia cuyas baterías precisarán de grandes cantidades de este material en el futuro».

La escasez complica el futuro del eléctrico

La escasez de materias primas supondrá un grave problema de cara al futuro de la movilidad por el fuerte impacto que puede tener en materia económica para el sector del automóvil la falta de materiales como el litio. Problema que además de generar graves conflictos de carácter geopolítico entre los países donde los recursos sean escasos y aquellos territorios donde estos elementos abundan, también creará fuertes distorsiones en los precios que llegarán, incluso, a poner en duda la viabilidad de la propia movilidad eléctrica.

Según Tavares, «no es solo una cuestión de que el litio pueda ser insuficiente para cumplir con el proceso de cambio que abordamos, sino que también la concentración de su extracción en determinadas zonas del planeta puede generar importantes problemas geopolíticos entre los distintos países y mercados».

Carlos Tavares, CEO de Stellantis

Para el directivo, «la escasez de recursos y la fragmentación del mundo con regulaciones regionales en lugar de regulaciones globales —una clara referencia a las normativas y medidas adoptadas sólo por los políticos europeos— puede tener un marcado impacto en la inflación de los precios de las materias primas».

El precio de los automóviles, a debate

Una situación que, sin duda, mantendrá encima de la mesa de manera constante «el debate sobre la cuestión de cómo comprar de forma accesible los automóviles que esta nueva movilidad precisa», comentaba Carlos Tavares.

Evidentemente, las actuales investigaciones y desarrollos que se vienen produciendo en torno al funcionamiento y mejora de las baterías de los vehículos eléctricos harán estos productos más ligeros y mejorarán su rendimiento en cuanto a capacidad de carga y aportación de autonomía se refiere. Puede, incluso, que gracias a nuevos descubrimientos se lleguen a utilizar en su producción materiales diferentes a los que en la actualidad se emplean en su fabricación.

China va por delante

Aun así, este es un proceso a largo plazo en el cual Tavares destacó que «actualmente son los fabricantes chinos los que lideran tanto la investigación como la producción de baterías, evitando el uso de materias primas escasas, como es el caso de elementos como el cobalto o el níquel. Marcas como BYD ya producen sus vehículos eléctricos con acumuladores de energía basados en la química LFP que actualmente utilizan sus Blade Battery.

Aún desconocemos cuáles serán las materias primas que podremos utilizar para producir baterías a finales de esta misma década.  «Lo que sí está claro es que si supiéramos de qué materiales se trata y seguimos el ejemplo de lo que actualmente ya sucede con el litio, a buen seguro el mundo se fragmentará más aún estableciendo nuevas regulaciones locales que complicarán sobremanera el acceso a las mismas y encarecerán su precio, hasta poner en riesgo incluso la viabilidad de la movilidad eléctrica».

La transición es una decisión política

Y en ese caso, según el CEO de Stellantis, no habrá que mirar a la industria del automóvil, ya que no fueron los fabricantes de automóviles quienes con sus decisiones decidieron seguir el camino de la electrificación y la descarbonización de la movilidad. «Esa senda —dijo Tavares— vino marcada por las regulaciones que se fueron adoptando en los distintos países». Es decir, fue una decisión adoptada y forzada por los políticos.

No es la primera vez que el ejecutivo portugués alerta de las comprometidas situaciones a las que nos podemos enfrentar a causa de transición a la movilidad eléctrica. Según manifestó en el Salón del Automóvil de París celebrado el pasado mes de octubre, hasta un total de once factorías de automóviles en Europa tendrán que cerrar durante los próximos años debido a los negativos efectos que producen las medidas legislativas que la Comisión Europea viene adoptando para poner fin a la venta de vehículos con motores de combustión.

En su opinión, «si dejamos que los líderes políticos europeos —incluyendo entre ellos a los españoles— sigan añadiendo restricciones al uso del automóvil en Europa, el mercado será cada vez más pequeño y exclusivo y, por tanto, no serán precisas tantas fábricas». Una situación que producirá fuertes distorsiones en el sector del automóvil y afectará gravemente a la economía de los fabricantes, a los empleos que el sector genera y a toda la industria y tejido auxiliar que crece en torno a las factorías suministrando servicios y componentes.

11 factorías europeas están en peligro

Un sencillo cálculo expresado por el CEO del Grupo Stellantis permite visualizar bien el problema: «Una planta europea produce entre 200.000 y 350.000 vehículos al año. Previamente a la crisis de la Covid se matriculaban 18 millones de unidades en el mercado europeo. Hoy apenas son 15 millones. Si dividimos esos tres millones de demanda perdidos entre una producción media de 250.000 unidades, el resultado que nos da es el número de fábricas de automóviles que sobran en Europa. Hasta 11 de las que actualmente existen en el Viejo Continente podrían tener que cerrar».

Stellantis, grupo que recientemente anunciaba su completa salida de ACEA, asociación que une los intereses de todos los fabricantes de automóviles que operan en Europa, cuenta con tres factorías en España: Vigo, Zaragoza y Madrid. Si bien las tres tienen asegurados sus actuales volúmenes de producción hasta aproximadamente 2027 gracias a la introducción en ellas de las nuevas plataformas electrificadas y eléctricas sobre las que se desarrollan distintos vehículos del grupo, eso no quita que puedan surgir problemas en el camino que compliquen su supervivencia a más largo plazo.

«Los políticos europeos han decidido prohibir los vehículos de combustión. Es una decisión suya y las empresas como Stellantis no hacemos más que transformarnos y adecuarnos para cumplir con las futuras normativas que impiden que haya más coches de combustión a partir de 2035″, sentenciaba Tavares.

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