La mayor demanda de vehículos de renting entre empresas y particulares está basada en un cambio en la concepción del automóvil, al que muchos han dejado de ver como algo deseado para considerarlo como un servicio necesario. Ante esta coyuntura de transformación, es necesario cambiar radicalmente las normas y atribuir correctamente los roles y responsabilidades a quien realmente le corresponde, suponiendo que existe una diferencia entre propiedad y uso.
La tendencia al alza del renting en los últimos años ha transformado la formar de percibir el automóvil de tal modo que uno de cada cuatro vehículos matriculados ya no lo son en régimen de propiedad, sino de uso, asegura la Pons Seguridad Vial.
El renting, que tradicionalmente ha estado más relacionado con grandes empresas y trabajadores autónomos, ahora es también una preferencia que crece entre los particulares, que han dejado de considerar el vehículo como un “bien deseado” para hacerlo como un “servicio necesario”.
Esta nueva concepción, asegura la Pons, obliga a repensar los roles y obligaciones de administraciones, también de los titulares, y las nuevas demandas de los usuarios, así como la reordenación de nuevos servicios en torno a ellos y una nueva planificación urbanística integral del conjunto de la ciudad.
Cambio radical
Todo ello obligará a que en los próximos años se produzca un cambio radical en la normativa que regula el vehículo y su uso, pues hoy en día el diseño está basado en que el propietario del vehículo, que así consta en los correspondientes registros, es quien hace uso del él. De esta forma, administraciones y gobiernos, al sancionar a vehículos que infringen las normas, dan por supuesto que propietario y conductor son la misma persona.
La norma deberá entender este concepto y atribuir correctamente los roles y responsabilidades a quien realmente le corresponde, suponiendo que existe una diferencia entre la propiedad y quien hace uso del vehículo, comenta acertadamente Pons Seguridad Vial, y añade que a todo lo anterior se unirá la integración, cada vez mayor, de aquellos elementos técnicos del vehículo que irán permitiendo una conducción cada vez más asistida y autónoma, donde el factor humano tiene (afortunadamente) menos capacidad de equivocarse.
La norma relacionada con el vehículo y su circulación deberá pasar entonces por un profundo proceso de cambio. Elementos como la responsabilidad civil, la atribución de la responsabilidad administrativa en caso de infracciones, las obligaciones relacionadas con el vehículo y el conductor, la formación vial o la tributación en función del uso o la propiedad pasarán a formar parte del debate.