Con la entrada en vigor de la nueva Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), los gestores de flotas y de movilidad de las empresas deber afrontar un doble desafío en su labor. Así, además de tener que reducir la huella de carbono que la flota corporativa y las actividades de la empresa deja en los desplazamientos de sus empleados, vehículos, mercancías, servicios y demás actividades corporativas, también se ven ahora obligados a tener que reportar la situación y evolución que en materia de sostenibilidad atraviesa la compañía.
La Unión Europea ha elevado la información que las empresas emiten en materia de sostenibilidad corporativa al mismo nivel que la información financiera, esto fuerza a las corporaciones a integrar los datos sostenibilidad de la compañía en un informe anual único que ha de ser verificado por auditores externos.
Las empresas deben presentar informes detallados de sus emisiones
Las empresas tienen que proporcionar, al igual que ya hacen con su situación financiera como corporación empresarial, informes detallados y estandarizados sobre una amplia gama de aspectos relativos a su impacto medioambiental, social y de gobernanza (ESG). Dicha información ha de ser transparente en su medición y debe propiciar claramente una imagen de la huella de carbono que la empresa deja con su actividad.
En este sentido, las flotas de vehículos de empresa adquieren gran importancia en aquellas empresas que utilizan todo tipo de vehículos y medios de transporte para los desplazamientos tanto de sus trabajadores (incluidos los desplazamientos in itinere de ida y vuelta al trabajo desde sus domicilios particulares, como de las mercancías y servicios que produce y provee, así como también de las entregas y repartos de los mismos a sus clientes y/o distribuidores.
Las flotas tienen mucho que aportar a la reducción de emisiones
Para la medición de las emisiones de carbono que produce una compañía con motivo de su actividad en todos los ámbitos, se puede recurrir a distintos métodos estandarizados. En el caso de las flotas de vehículos con las que opera la empresa, tanto las flotas corporativas como las flotas compartidas con otras empresas y, especialmente, también las flotas “grises” (la que representan los vehículos que los trabajadores utilizan para sus desplazamientos laborales: vehículos particulares, taxis y VTCs, vehículos alquilados, etc), el control de los consumos y el kilometraje de todos los vehículos implicados, el uso de dispositivos y sistemas telemáticos así como el empleo de distintas herramientas y aplicaciones de software especializadas suelen ser los más habituales.
Básicamente, para contribuir a reducir sus emisiones de CO2, las empresas trabajan en tres grandes áreas de actuación: la transformación de las flotas a la movilidad descarbonizada con la paulatina sustitución de sus vehículos ICE (con motores de combustión) por unidades impulsadas por de menores o nulas emisiones de CO” (motores eléctricos, híbirdos, hidrógeno, etc); la formación de los conductores para que estos realicen una conducción más eficiente y ejemplar; y, finalmente, el empleo de las nuevas herramientas y soluciones que el mercado pone a su alcance para mejorar la logística de los envíos y desplazamientos de su flota de vehículos de empresa.
Formación y concienciación, la mejor herramienta
De entre las tres, la formación y la concienciación de los conductores es la mejor herramienta de la que disponen los gerentes de flotas y las empresas para lograr mejorar los ratios de sostenibilidad de los desplazamientos de las unidades de la flota en sus misiones diarias, tanto en los viajes de carácter profesional como los in itinere que también afectan a las mediciones de la empresa.
Para obtener resultados medibles y duraderos es necesario formar a los conductores con el fin de conseguir los objetivos fijados, pero también con la misión de crear ámbitos de movilidad seguros, sostenibles y saludables en el desempeño de su labor y que además les permitan desarrollar una nueva cultura en torno a la conducción, más eficiente y segura en el ámbito laboral y en sus desplazamientos diarios.
De ello se encargan empresas dedicadas a la formación como Champion for Safety, cuya propuesta innovadora permite que tras las experiencias y conocimientos que proporcionan los conductores sean más conscientes de cuanto hacen al volante de sus vehículos y aprendan a practicar un conducción menos agresiva pero más eficiente, circulando a velocidades más seguras pero igualmente dinámicas en sus desplazamientos laborales.
Aprender a ser más eficientes para ahorrar emisiones y costos
De esta manera, los conductores aprenden a anticipar y señalizar mejor sus maniobras, a dejar una mayor distancia de seguridad con los vehículos que les preceden en la vía, a controlar mejor cuanto sucede a su alrededor en la carretera o en las calles de la ciudad,… y así igual con un sinfín de comportamientos al volante que favorecen la consecución de una mayor seguridad.
De cara a las flotas, incidir en la formación de los conductores tiene así un doble significado, pues no sólo permite mejorar la eficiencia y reducir la huella de carbono que la flota genera, también contribuye decisivamente al ahorro de costos tanto en la energía consumida como en las facturas que por mantenimiento, averías y siniestralidad tiene que afrontar la empresa.
Construir una nueva cultura de conducción
Champions for Safety ayuda por tanto a construir una cultura de conducción entre sus alumnos que fusiona la eficiencia con la seguridad, siguiendo las directrices de los expertos respaldados por la DGT y transformando los conceptos teóricos en prácticas tangibles para cada conductor en la carretera.
Desarrollado por Carlos Sainz en colaboración con INFOVA AUTOMOTION, el sistema creado por Champions for Safety se basa en un proceso de aprendizaje que crea y desarrolla nuevas creencias, actitudes, hábitos y habilidades al volante en cada participante. Como explica Carlos Sainz, “los accidentes, muchas veces, no vienen por la capacidad de saber conducir, sino por la reiteración de actitudes y comportamientos erróneos en los conductores”.
Óscar Fuertes, CEO de INFOVA AUTOMOTION, destaca igualmente que “la clave está en el ser humano: su comportamiento y la actitud al volante forman parte del 90% de las causas de los accidentes. En Champions for Safety analizamos y modificamos comportamientos, mentalidades y creencias para hacer más seguros a los conductores”.
Flotas: productoras de emisiones de Alcance 1 y 3
Las emisiones de CO2 generadas por la flota de vehículos de la empresa son consideradas parte de las emisiones de Alcance 1 que deben recogerse anualmente en el nuevo informe CSRD que debe presentar la compañía y, en la mayor parte de las ocasiones son las que suponen el mayor porcentaje del total de emisiones que genera la empresa.
En este sentido, la movilidad de los empleados de la compañía también va a resultar un factor clave en la estrategia de sostenibilidad que las empresas deben seguir. Estas emisiones forman parte de las emisiones de Alcance 3 que, igualmente, también han de quedar registradas en el informe CSRD anual.
Los empleados, responsables de hasta el 6% de las emisiones
Según distintos estudios, hasta el 6% de las emisiones globales de CO2 son atribuibles a los desplazamientos diarios que realizan los emplados “in itinere”, es decir, cuando acuden al trabajo desde sus domicilios y cuando retornan a ellos al inicio y final de su jornada laboral. Por esta razón, controlar y analizar la movilidad de los trabajadores de la empresa y formar a estos para que mejoren sus hábitos de conducción puede ayudar igualmente a reducir los niveles de emisiones que generan las empresas de forma muy significativa.
Aunque por el momento el ámbito de aplicación de la CSRD, normativa que reemplaza a la anterior Directiva Europea sobre Información no Financiera (NFRD) sólo alcanza en 2025 únicamente a las empresas con más de 500 empleados, pronto se va a ampliar el alcance de la normativa y el número y tipo de empresas sujetas al reporte en profundidad de la información requerida.
Grandes empresas, ya; Pymes a partir de 2026 a controlar emisiones
Así, las grandes empresas de interés público que ya estaban sujetas a la NFRD con más de 500 empleados tienen que presentar su primer informe CSRD en 2025 con los datos correspondientes a 2024. Las empresas no cotizadas con una media de 250 personas empleadas en el año fiscal, activos en el balance por valor mínimo de 20 millones de euros e ingresos mínimos de 40 millones de euros deberán presentar sus informes en 2026, a partir de los datos recogidos en 2025, Y, finalmente, las Pymes cotizadas, instituciones financieras pequeñas y no complejas, compañías de seguros cautivas y compañías de reaseguros deberán cumplimentar sus respectivos informes a partir de 2027, sobre datos de 2026.
En total, más de 50.000 empresas estarán obligadas a cumplir con esta normativa de manera regular todos los años. De no hacerlo o no cumplir con los limites de emisiones previstos en la normativa para cada una de ellas, se arriesgan a tener que asumir severas sanciones de tipo económico. Y si, como venimos diciendo, la formación de la plantilla es básica para ayudar a reducir de manera importante las emisiones de CO2 de la compañía, cuanto antes comience esta a producirse, mejor que mejor.