Organizado por ALD Automotive a mediados de agosto, el Foro MOVE de Movilidad Sostenible trató en su segundo encuentro sobre la «Seguridad vial en un mundo interconectado», en el que expertos, profesionales y otras voces relevantes en el ámbito del transporte, la sostenibilidad y la tecnología analizaron la forma en la que los avances tecnológicos y una creciente concienciación ciudadana en materia de seguridad vial han permitido reducir la siniestralidad en los últimos años. El encuentro organizado por la compañía de renting y gestión de flotas dejó claro que la tecnología y la pedagogía están detrás del descenso de la siniestralidad en carreteras, que ha bajado de 6.000 muertos cada año de media en la década de los años 80 del siglo pasado a 1.004 víctimas en 2021, aunque aún está lejos del objetivo cero víctimas marcado por la ONU para 2050. Al respecto, Antonio Cruz, subdirector general de ALD, señaló que se desconoce si la nueva movilidad requiere una nueva seguridad vial, «pero es indudable que la realidad en la que nos encontramos requiere revisar en profundidad todos los aspectos asociados a ella».
Una realidad que exige nuevas soluciones para retos como la crisis climática y energética, que preocupan desde hace décadas, y para los que la conducción sostenible aporta su granito de arena, pues además de contribuir a hacer más segura la conducción, pone el acento en el ahorro de combustible y, por tanto, en la reducción de emisiones.
Javier Cabanas, responsable del área de seguridad vial de Ilunion y de la escuela de conducción de ALD, señaló que «poniendo en práctica gestos sencillos logramos un ahorro importante de combustible y, con ello, de emisiones a la atmósfera. Si el 1% de la población europea aplicase este tipo de técnicas, podríamos dejar de emitir más de 900 toneladas anuales de CO2″.
Pedagogía e información
Pero, no siempre la sociedad es capaz de asumir rápidamente los avances tecnológicos, por lo que para aprovechar al máximo las ventajas de la innovación en materia de sostenibilidad y seguridad es necesario informar y formar a la ciudadanía. En este sentido, Damián Tokmayier, responsable de ventas especiales y vehículos usados de Hyundai, explica que «la tecnología ha permitido que en los últimos diez años se avance más rápido que durante todos los periodos anteriores e, igual que sucedió entonces, el entorno se irá adecuando progresivamente a esa nueva forma de conducir». Para ello, comunicación y publicidad son fundamentales para concienciar a la ciudadanía, ya que, como asegura Chus Rasines, director creativo de Ogilvy y responsable de la cuenta de la Dirección General de Tráfico (DGT), «nosotros podemos generar la sensación de que existe un problema que es real y concienciar a los usuarios. El principal reto es llegar a los más jóvenes con referentes que conozcan y con formatos que consuman y compartan, que les lleguen», porque la educación vial siempre será necesaria, por mucho que cambien las ciudades y los vehículos. Por eso, como apunta con acierto Jesús García, miembro de la Unidad de Educación Vial del Ayuntamiento de Madrid, a partir del curso que viene la educación vial pasará a ser obligatoria en primaria, secundaria y bachillerato.
Esta medida, encaminada a generar conocimiento y ampliar la educación en edad temprana, impulsa, además, un enfoque clave para la seguridad vial: la visión de conjunto en la red de prevención de siniestros. Como explica Nuria Alonso, responsable de divulgación y cooperación institucional de la Fundación RACE, «necesitamos potenciar la divulgación para seguir educando al consumidor, al conductor, y ayudarle a tomar decisiones y a formarse constantemente durante todas las etapas de su vida». A lo que Jesús Monclús, director de prevención y seguridad vial de Fundación Mapfre, añade otro gran reto, «cómo reciclar a los conductores a lo largo de los años, si la última formación que reciben la mayoría es cuando son jóvenes y van a la autoescuela». La gran herramienta, apunta Monclús, está en las empresas, que deben asumir un rol de agente por su propio interés si quieren reducir la siniestralidad y las bajas, pero, sobre todo, por responsabilidad social.