A pesar de los avances tecnológicos registrados por las mecánicas diésel en materia medioambiental, las ventas de vehículos con este tipo de motores han ido cayendo en los últimos años, asegura la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto). Solo cinco años antes, en 2016, la situación que vivían los vehículos con motor diésel era muy distinta. Por entonces, crecían el 0,2% y eran los favoritos para los españoles, con unas ventas de 650.728 unidades, cerca del 50% más que hoy. Tras diferentes declaraciones políticas en contra del diésel, el descenso fue continuado y cada vez más pronunciado. En 2017 se vendieron 596.718; en 2018, 513.963 y así hasta llegar a los 237.681 de la actualidad.
Esta tendencia se mantendrá en los próximos años no solo en España, sino también en Europa, si bien para el presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, “se están queriendo acelerar los procesos sin que ni la tecnología ni los compradores estén preparados. Los ambiciosos límites establecidos por la UE son un intento de acelerar la llegada de una movilidad descarbonizada, objetivo que compartimos en el fondo, pero no en la forma”.
En Europa, tanto Dinamarca como Finlandia, Rumanía y Hungría ven claro un descenso paulatino de esta motorización en los próximos cinco años, mientras Francia observa un descenso más marcado. Austria, por su parte, muestra la postura más dispar y favorecerá el incremento de las matriculaciones de gasóleo para tratar de cumplir los objetivos medioambientales.
De favorito a denostado
La situación del diésel en nuestro país ha cambiado mucho y en muy poco tiempo, de manera que el diésel ha pasado de ser la combustión predominante a ver cómo su importancia desciende año tras año. El año pasado, la caída volvió a ser intensa, especialmente en algunas comunidades autónomas.
Durante el pasado año, y según datos recopilados en la última Memoria Faconauto, el diésel perdió más del 32,65% con respecto a 2019. Se contabilizaron únicamente 237.681 unidades vendidas. El descenso no fue igual en todas las comunidades autónomas y hubo algunas en las que el desplome fue especialmente negativo. Es el caso de Baleares, donde la reducción respecto al año anterior superó el 40%. O el de Canarias, donde la caída rondo dicha cifra. También en Cataluña y Navarra se registraron descensos cercanos al 32%. En el lado contrario, las zonas donde menos sufrió el diésel fueron Madrid, donde perdió apenas el 15,95%, y Castilla-La Mancha, en torno al 18,57%.