La red eléctrica europea podrá soportar los 130 millones de vehículo eléctricos (3,3 millones actualmente) que circularán por el Viejo Continente en 2035, según un estudio de Ernest & Young y Eurelectric centrado en el aumento previsto de las ventas de este tipo de automóviles en Europa (los 27 de la UE, además de Noruega, Suiza y el Reino Unido) y la infraestructura de carga necesaria para respaldarlo. Dicho estudio señala que para entonces la infraestructura de recarga deberá contar con 65 millones de cargadores para proporcionar una experiencia de usuario perfecta. De ellos, el 85% serán residenciales, mientras que el 4% estarán en la vía pública.
El vehículo eléctrico, como principal impulsor de una economía descarbonizada, someterá a la red eléctrica a momentos de alta tensión, de la que conseguirá salir airosa a pesar del crecimiento exponencial del mercado de vehículos eléctricos y las altas ambiciones de electrificación, si bien serán fundamentales para ello una planificación oportuna de la infraestructura de carga y la coordinación entre las autoridades públicas, las empresas eléctricas, los operadores de la red y los puntos de carga.
Cuellos de botella
Es decir, el despliegue de la infraestructura de carga deberá mantener el crecimiento del mercado de vehículos eléctricos y, por lo tanto, es urgente abordar desde ya los cuellos de botella existentes: permisos y retrasos en la conexión a la red de hasta 36 meses, restricciones de financiación, disponibilidad y acceso a bienes inmuebles en ubicaciones de carga estratégicas y restricciones de interoperabilidad.
Explica el estudio que la red eléctrica actual podrá acomodar la transición a los vehículos eléctricos, pero se necesita una planificación y coordinación anticipadas para garantizar que haga frente a los picos futuros en la demanda de energía y al aumento de las cargas. Una vez que la penetración de los vehículos eléctricos alcance el 50% en la red de distribución urbana, la carga descontrolada podría provocar desviaciones de voltaje y afectar a la calidad del suministro eléctrico.
Digitalizar la red
Para evitarlo, el estudio recomienda digitalizar la red para comprender, anticipar y optimizar el comportamiento de los clientes, los impactos de la red y las necesidades de la misma; instalar cargadores inteligentes para administrar la capacidad y evitar que la red se doble bajo la presión de millones de vehículos eléctricos que se conectan simultáneamente; e integrar soluciones de almacenamiento de energía en la infraestructura de carga, para situaciones en las que aumenta la demanda de carga rápida y de alta potencia. Todo ello, asegurando que los puntos de recarga estén ubicados donde ofrezcan la máxima comodidad al cliente y brinden los incentivos de inversión adecuados.
Para el presidente de Eurelectric, Jean-Bernard Lévy, la electrificación «es ahora una megatendencia irreversible en el transporte por carretera. El desafío que tenemos por delante es acelerar el despliegue de la infraestructura de manera bien coordinada para responder a las crecientes necesidades de carga y, al mismo tiempo, garantizar el uso óptimo de la red eléctrica».
Por su parte, Serge Colle, responsable del Mercado de la Industria de Energía y Recursos Globales de Ernest & Young, ha señalado que para acelerar la adopción del vehículo eléctrico «necesitamos hacer que la movilidad eléctrica funcione para el cliente. Esto significa brindar una experiencia perfecta con una infraestructura de carga sólida, que permita a todos cargar de manera rápida y confiable. Con una inversión significativa necesaria en la red y en el soporte de soluciones digitales críticas, las empresas de servicios públicos son clave para ganarse los corazones y las mentes de los clientes».