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jueves, junio 1, 2023

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El valor residual de los eléctricos crece y su TCO alcanza la paridad con los modelos de gasolina

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Hace apenas un par de meses, el Car Cost Index 2021 de LeasePlan señalaba que los costes de propiedad (TCO) de los vehículos electrificados (eléctricos e híbridos enchufables) eran ya competitivos respecto a los modelos de combustión en la mayoría de los países europeos.

Si echamos la vista atrás, en 2010 circulaban por las carreteras del mundo apenas 17.000 vehículos eléctricos, con una variedad de modelos escasa. Diez años más tarde, a finales de 2020, esa cifra había crecido hasta los 10 millones de automóviles eléctricos, con más de 370 modelos disponibles en todo el mundo. Es más, según Consumer Reports, en 2024 se presentarán más de 100 nuevos modelos eléctricos, lo que supondrá todo un récord.

Este fuerte incremento en la última década ha llevado a muchas empresas a incorporar vehículos eléctricos a sus flotas. Una de las grandes incógnitas al hacerlo, señala Lawrence Knapp, director de Remarketing de Donlen, compañía de gestión de flotas, es determinar el costo total de propiedad (TCO). Para ello, las empresas necesitan conocer los valores residuales, que son complicados de estimar en los vehículos eléctricos.

Explica Knapp que el mercado de vehículos eléctricos usados ​​está en su infancia y los datos de referencia son difíciles de encontrar. Pero el caso es que los eléctricos no han conservado su valor tan bien como sus homólogos con motores de combustión interna en los últimos 10 años. Por ejemplo, un sedán medio de tres años se deprecia aproximadamente un 39%, mientras que un vehículo eléctrico (excepto Tesla) lo hace el 52%. Apunta el ejecutivo de Donlen que esto ha empezado a cambiar y que los valores de los vehículos eléctricos han alcanzado casi la paridad con sus homólogos de gasolina.

Mayor autonomía

Este cambio se ha debido a varios factores primarios, como la tecnología de la batería, la mayor red de recarga y las ayudas estatales. Respecto a la batería, su estado, alcance y costo tienen un impacto significativo en los valores residuales de los vehículos eléctricos, si bien su autonomía ha avanzado mucho durante la última década. Según la Oficina de Eficiencia Energética y Energía Renovable de Estados Unidos, la autonomía media de los modelos lanzados en 2020 superó los 400 km, con un modelo sobrepasando por primera vez los 650 km, cuando la autonomía máxima en 2011 era de 110 km y el mejor rango, de 150 km. En 2021, la autonomía media de algunos modelos, cita Knapp, llegará casi a 500 km. Esta mejora en el alcance amplía el mercado potencial de vehículos eléctricos al abrir la oferta a usuarios que antes, por distancia, se quedaban fuera.

Otro aspecto importante para determinar el valor de un vehículo eléctrico usado es evaluar el estado de la batería. El temor a tener que remplazarlas a costes astronómicos no es el mejor aliciente para los eléctricos usados ​​en el mercado de segunda mano. Cuando el comprador percibe riesgo, o no compra o demanda un gran descuento. El alto costo de una batería de reemplazo tiene un gran impacto en un vehículo de cinco años y, a veces, hace que la reparación no valga la pena. En este sentido, los servicios que certifican o evalúan de forma independiente el estado de la batería podrían ayudar a impulsar la demanda y respaldar valores de reventa más altos, al ofrecer mayor tranquilidad a los compradores, fortaleciendo así el mercado de vehículos eléctricos usados.

Recarga contra la ansiedad

La mayor parte de las recargas de vehículos eléctricos se realizan en casa, aunque a medida que aumenta el uso de vehículos eléctricos, el acceso a las estaciones de carga públicas se hace más importante. En este sentido, el incremento de la infraestructura de puntos de recarga es fundamental para aliviar la ansiedad por el alcance, que es otro de los factores que está restando usuarios a los vehículos eléctricos, tanto nuevos como usados. Actualmente, en Europa hay en torno a 225.000 puntos de recarga públicos, si bien solo alrededor del 15%, unos 35.000, son de carga rápida. Según cálculos de la Comisión Europea, para disminuir las emisiones de CO2 de los automóviles al menos el 50% en 2030 se requerirán unos seis millones de puntos de recarga de uso público, lo que significa multiplicar por 27 la red actual en menos de 10 años.

Hace una década, la infraestructura de carga era inmadura y requería múltiples aplicaciones para pagar la carga, mientras que las estructuras de precios confusas generaban incertidumbre y ansiedad por el alcance. Con su red de recarga rápida, Tesla superó este problema y ahora es un factor clave en el valor residual de sus modelos. Por tanto, el desarrollo acelerado de una red de carga rápida contribuirá en gran medida a mejorar los valores residuales de los vehículos eléctricos.

Ayudas gubernamentales

Por lo que se refiere a las ayudas gubernamentales, juegan un papel importante en el impacto de los valores residuales de los vehículos eléctricos. El costo inicial de la compra de un vehículo eléctrico ha mejorado en Europa gracias a las ayudas y subvenciones de los Estados. El mercado de segunda mano no tiene acceso a esta ventaja y, como tal, hace que la curva de depreciación en los primeros años sea aún más pronunciada.

Así pues, a medida que continúan las mejoras en el alcance y el rendimiento de las baterías, la infraestructura de carga se expande, los ayudas gubernamentales expiran y las nuevas opciones de modelos evolucionan, el mercado de nuevos vehículos eléctricos crecerá y, a su vez, también lo hará el mercado de segunda mano. A medida que los vehículos eléctricos nuevos mejoran, los  usados ​​se depreciarán menos.

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