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viernes, octubre 4, 2024

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El coche eléctrico aún no está preparado para sustituir al tradicional

Muchos lo pensamos, pero Manel Montero, director general de Grupo Moure, holding que engloba las empresas Elefante Azul, Autonetoil, Petronet y Washnet Factory, lo dice sin tapujos cuando reflexiona sobre la movilidad del futuro y afirma que pasa necesariamente por el vehículo eléctrico. Eso sí, considera que aún no está preparado para sustituir al coche tradicional, por lo que apuesta por una mayor inversión para mejorarlo y un plan de movilidad ecológica en las ciudades.

La Ley de Cambio Climático aprobada en el Congreso prohíbe circular a los coches de combustión en 2050, por lo que el Gobierno, para cumplirla, se ha puesto como objetivo llegar a un parque de cinco millones de coches eléctricos en 2030, una previsión que necesitará que la venta de vehículos eléctricos aumente el 13.500%. A juicio de Manel Montero, es “un objetivo difícil de conseguir”, más aún si se tiene en cuenta que, según datos de la DGT, en 2020 se matricularon 36.948 vehículos eléctricos, frente a 1.253.538 de combustión. Estos datos muestran “un aumento considerable de la compra de vehículos eléctricos”, que crecieron el 27% entre 2019 y 2020, pero no es suficiente para cumplir los objetivos de la ley. Además, Montero alerta de que los fabricantes siguen comercializando vehículos de combustión, que tienen una vida media de 10 años. “Esto significa que cuando se prohíba la venta de coches de gasoil, estos seguirán existiendo durante al menos diez años”.

Perspectivas poco realistas

Explica Montero que, más allá de los números, estas perspectivas son poco realistas: “Los vehículos eléctricos siguen siendo más caros que los convencionales y con un gran problema para sus compradores, que es la autonomía que tienen respecto al vehículo tradicional”, aunque matiza que “es una cuestión de tiempo” que se solucionen estos inconvenientes.

Por ello, apunta que “vamos a una tendencia con diferentes actores: gasoil, gasolina, eléctrico, hidrógeno, gases licuados o diésel sintéticos”, y que la movilidad del futuro “pasará por vehículos de energía alternativa”. Para alcanzar esta situación, añade, no se puede demonizar el vehículo de combustible fósil ya que, seguramente, el 80% del parque serán coches diésel o gasolina los próximos años. Es mejor, por tanto, “trabajar conjuntamente con la industria del automóvil para ayudarlos a bajar los precios y que mejoren sus capacidades técnicas, y así poder acelerar la presencia del vehículo eléctrico.

Opina el ejecutivo del Grupo Moure que sería mucho más interesante crear unas leyes y que los gobiernos se marquen unos objetivos de mejora de las infraestructuras, sobre todo en las ciudades, donde la movilidad eléctrica podría ser mucho más fácil de instaurar y tendría una mayor lógica. En este sentido, ve “más realista” la adaptación de los vehículos eléctricos a espacios urbanos. Además, dada la necesidad de las ciudades en reducir el consumo de energía, aduce quese tiene que potenciar y facilitar los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público, y optimizar los desplazamientos en vehículo privado”.

Por otra parte, llama a la Administración a desarrollar políticas y tecnologías “que hagan más eficiente la movilidad” y asegura que “ir a trabajar no es una cuestión privada de cada uno de nosotros”.

Guerra del motor

Ante esta coyuntura, considera que los vehículos de motor “tienen todavía mucha vida por delante” y alerta de que, para acabar con la comercialización de los vehículos de gasolina, se debe luchar contra una de las industrias más grandes del planeta, que es toda la que rodea los coches de motor de combustión interna, con márgenes pequeños y con grandes compañías petroleras sobreviviendo a su alrededor”, con las dificultades que esto conlleva. Y aunque “muros más grandes han caído”, comenta que “la industria automovilística configurada alrededor del motor de combustión interna es muy fuerte, destacando su presencia en Europa.

Montero señala que la industria automovilística es técnicamente capaz de superar los retos que marquen los gobiernos para evolucionar hacia movilidades alternativas, pero considera que “llegará un momento que plantará batalla y exigirán a los Estados que estén vinculados a los objetivos de la industria en la reducción del CO2 con el compromiso de estos para dotar de infraestructuras la red. Y concluye asegurando que se tienen que crear infraestructuras lo suficientemente potentes para que esos cargadores puedan proporcionar electricidad.

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