Hoy en día apenas hay 10 millones de vehículos eléctricos en circulación a nivel mundial, pero se estima que para 2030 la cifra superará los 100 millones. En 2050 se espera un gran incremento, superando el 70% de cuota de mercado. Un mercado que superará los 800.000 millones de dólares en Estados Unidos en los próximos seis años y que tendrá como principales productores a China y las marcas europeas, muchas de ellas con parte de su producción en el gigante asiático.
Teniendo en cuenta estos datos, Eduardo Irastorza, profesor de EAE Business School, señala en un informe sobre el sector del automóvil que estamos frente a los inicios de una revolución imparable. Irastorza analiza el sector del automóvil a nivel mundial y habla de una crisis que se ha visto profundizada por la Covid-19 y que no verá recuperar sus cifras prepandemia hasta dentro de tres años. Dicha crisis arranca con una disminución de las ventas en 2016, año en el que se pasa de un crecimiento del 5% respecto a 2015, a 10 puntos menos en 2018 y que cae casi el 14% en el periodo de la pandemia.
En este sentido, el profesor del EAE afirma que “actualmente estamos al mismo nivel que hace al menos una década. Además, el conjunto de la crisis económica ha generado importantes cuellos de botella y desabastecimientos, como es el caso de los microchips, imprescindibles para los nuevos modelos”. Y apunta que “el modelo actual de sostenibilidad no es sostenible, ni energética, económica, ecológica ni operativamente”. La recuperación del sector se plantea a partir de “nuevos paradigmas que comportan conceptos como la sostenibilidad, la movilidad o la digitalización”. Esto es algo que ya han comprendido los grandes fabricantes, que “están redefiniendo en profundidad su oferta, sus modelos de servicio y la relación con el cliente, lo que marcará la mayor revolución del sector en su centenaria historia”.
Automóvil 4.0
El sector automovilístico se encuentra inmerso en la mayor revolución de su centenaria historia. “La era del Automóvil 4.0 se está empezando a conformar, pero podemos afirmar que estará definida por la conducción autónoma, la experiencia de movilidad, la sostenibilidad y la limpieza energética, así como por la digitalización de todas sus funciones, haciendo que el desplazamiento de las personas se convierta en una oferta más del vehículo”, apunta Irastorza.
Tal como se desprende del informe, en esta nueva etapa “el automóvil evolucionará hasta convertirse en una plataforma tecnológica dotada de los más avanzados recursos que irán asociados a aspectos que van más allá de la conducción”. En este sentido, el autor del estudio explica que los fabricantes estarán abiertos a alianzas con empresas de diversos sectores, desde las telecomunicaciones hasta la seguridad. La eficiencia ya no será un valor diferencial, sino una exigencia competitiva. Para ello, las IT y el Big Data tendrán un papel fundamental y activador del sector.
El coste de esta transición industrial no será fácil, rápido ni barato. Los profesionales deberán de adaptarse a la realidad de la nueva movilidad, en la que siguen primando los intereses económicos asociados a las energías fósiles, ya que la gasolina supone para los gobiernos una de las principales fuentes de ingresos vía impuestos. La gran apuesta de vehículos eléctricos se dirigirá hacia vehículos urbanos, «ya que los de transporte de mercancías requieren de mayores baterías para mover sus pesadas cargas en largos trayectos”, matiza.
En este sentido, China es el país que más apuesta en estos momentos por los coches eléctricos, pero el auge de este tipo de modelos es “moderado” debido a la crisis.
En cuanto a Europa, los países como Noruega, Países Bajos y Alemania son la referencia en vehículos enchufables. Los gobiernos, administraciones locales e instituciones internacionales “tienen el enorme reto de regular adecuadamente el consumo eléctrico destinado a la movilidad”.