De seguir con los plazos previstos, la fusión de ALD Automotive y LeasePlan debería completarse definitivamente en el primer trimestre de 2023, después de que la operación haya sorteado uno de sus últimos y principales hándicaps: recibir el visto bueno de la Comisión Europea.
Una aprobación, no obstante, que viene con condiciones, ya que según indica el propio órgano de control de la competencia de la UE está supeditada al pleno cumplimiento de los compromisos ofrecidos por la compañía de renting y movilidad de Société Générale para evitar los posibles problemas que, en términos de competencia, podría implicar esta compra.
Las dudas de Bruselas en cuanto a una reducción significativa de la competencia en el negocio del renting en ciertos mercados europeos a consecuencia de esta fusión llevaron a ALD Automotive a comprometerse a ceder sus actividades de arrendamiento en Irlanda, Noruega y Portugal, así como las de LeasePlan en Finlandia, Luxemburgo y República Checa, junto con sus activos, contratos y empleados.
La Comisión considera que de esta manera «permitirá a un comprador gestionar de forma sostenible las empresas desinvertidas como una fuerza competitiva viable en los respectivos mercados».
Entre los compromisos adquiridos por ALD figura también el proporcionar servicios durante un periodo transitorio de hasta dos años, con la posibilidad de su prórroga durante uno más, como el tiempo para el cambio de marca, el acceso a los servicios informáticos o a la plataforma de venta de coches usados.
Frente a los 100 millones de euros calculados en sus inicios, el impacto económico de esta operación en las cuentas anuales de ALD Automotive podría subir hasta los 120 millones. Una adquisición valorada en 4.900 millones de euros y cuya culminación supondrá el alumbramiento de NewALD, compañía que aspira a convertirse en referente mundial de la movilidad, con una flota de 3,5 millones de vehículos.