El uso de tarjetas de pago en estaciones de servicio y otros comercios relacionados con el quehacer diario de la flota está llamado a desaparecer porque Car IQ Pay transforma los vehículos en un nuevo modo de pago.
¿Para qué necesitamos emitir una tarjeta de débito o crédito? ¿Por qué llevar a bordo una caja fuerte donde guardar el dinero que nuestros comerciales puedan ir «recaudando»? ¿Por qué perder el tiempo en una estación de servicio teniendo que pasar por caja para abonar el combustible o la energía eléctrica? ¿Por qué arriesgarnos a sufrir un fraude con el uso indebido de las tarjetas?
Preguntas así surgen en la mente de muchos trabajadores del mundo de las flotas a diario. Por qué seguir pendiente de las cargas o pagos que nos tienen que llegar a nuestras cuentas si todo se puede agilizar mediante pagos ACH y con ello evitarnos transferencias de una cuenta bancaria a otra sin necesidad de utilizar dinero físico, cheques de papel, redes de tarjetas de crédito o tener que efectuar transferencias bancarias electrónicas o realizar ingresos en efectivo.
Agilizar y garantizar los procesos de pago
Y es que «repensar cómo se pagan las cosas significa eliminar por completo los actuales procesos de pago para dar entrada a nuevos sistemas más rápidos y seguros que permitirían prevenir y evitar el fraude transaccional que genera, por ejemplo, el uso de las tarjetas de crédito», comenta Sterling Pratz, fundador de Car IQ Inc., empresa que está desarrollando una nueva tecnología para agilizar y garantizar los pagos y servicios que realizamos de nuestros vehículos.
«Que a estas alturas sigamos utilizando tarjetas de crédito resulta tedioso y frustrante», añade Pratz. «Por eso estamos repensando cómo se pagan las cosas. Me parece irónico que sigamos utilizando las tarjetas de crédito, una tecnología de hace más de 40 años para comprar combustible o energía para nuestros coches. Las tarjetas de crédito aportan una visibilidad muy limitada de la transacción que se efectúa y no son muy inteligentes que digamos. Al contrario, su uso genera múltiples problemas y es preciso todo un proceso de comprobación posterior que no las hace especialmente eficientes».
La obsesión de Pratz era clara: crear una red de pago que elimine el uso de las tarjetas de flota, de las tarjetas de pago físicas, y que permita que los vehículos se conecten directamente con los comerciantes para realizar las denominadas «transacciones de manguera» de forma directa, rápida y completamente segura. Todo consiste en crear una red de pago basada en una tecnología de gestión de identidad patentada que utilice el flujo de datos único de cada vehículo para convertir a este en el verdadero dispositivo de pago.
Triangular los datos del vehículo, bancos y comercios
Con ello se eliminarían el uso de tarjetas o los procesos humanos que requieren actualmente los pagos en estaciones de servicio, talleres, puestos de peaje, servicios de cambio de neumáticos, etc. Pero para que esto se produzca el sistema tiene un funcionamiento de lo más simple. Al llegar a la estación de servicio, establecimiento donde el vehículo vaya a ser objeto de intervención, estación de carga o caseta de peaje, una «geocerca» se conecta con el sistema del vehículo y escanea los datos telemáticos que los sensores de a bordo le aportan. Una vez leídos y antes de abrir el surtidor de combustible o iniciar la carga de la batería, el sistema Car IQ Pay triangula la información disponible entre vehículo, banco y el establecimiento en cuestión para verificar que el vehículo está asociado a la cuenta de pago que se indica. Además, en esta misma operación, el sistema que propone Car IQ Pay comprueba que la cuenta es correcta y que dispone de los fondos necesarios para abonar el gasto en combustible, en energía eléctrica, el pago del peaje, etc.
Car IQ Pay dispone, además, de un amplio historial asociado a cada vehículo, gracias a lo cual es conocedor de inmediato del historial de transacciones asociado a la tarjeta o de si el vehículo se ha perdido, extraviado o ha sido robado. Igualmente, conoce de antemano tanto la capacidad total del tanque de combustible como la cantidad del mismo que aún queda en su interior gracias a los datos que el propio coche le facilita. De igual modo, también conoce la frecuencia de paradas que el vehículo efectúa en las estaciones de servicio y las identifica, lo que facilita la actuación de los sistemas y programas de fidelización, permitiendo al vehículo y a su propietario o usuarios disfrutar de las ventajas asociadas a los mismos.
En cada transacción, los datos que facilita el coche se actualizan y verifican pasando los controles de seguridad establecidos, lo que facilita el que cuando el conductor ya ha aparcado su coche frente al surtidor o cargador, o accede a la cabina del telepeaje, este ya está preparado para suministrarle el servicio adecuado. Sin demoras, sin equivocaciones en el tipo de combustible, cantidad precisa y con total confianza en que se disponen de fondos para acceder al mismo, Y, lo mejor de todo, una vez efectuado el servicio, sin necesidad de pasar por caja para efectuar transacción monetaria alguna.
Rapidez, seguridad y efectividad… para ambas partes, pues Car IQ Pay aporta una mayor seguridad no sólo al comerciante, también al consumidor. Así, una vez suministrado el combustible, el sistema establecido escanea nuevamente los datos del vehículo para verificar que las cantidades de suministro de combustible y/o energías recibidas coinciden con las pagadas. Cualquier discrepancia entre el combustible existente en el tanque queda registrada de inmediato y marcada. «De esta manera —indica Stirling Pratz, gerente de Car IQ— podemos confirmar a ambas partes que no se produjo fraude alguno o diferencias en la transacción, sino que esta fue real. De esta manera se evitan devoluciones de cargos, disputas, intermediarios, etc».
Agilizar la administración y el control de las flotas
Gracias al uso de Car IQ Play como medio de pago las flotas y las empresas pueden procesar los pagos que sus vehículos efectúan con los comerciantes de manera rápida, eficaz y mucho más segura. Para una flota, los pagos de sus vehículos por determinados servicios suponen cientos o miles de operaciones mensuales que tener que controlar. De promedio, un vehículo está involucrado en unas 20 o 30 transacciones al mes (de 8 a 12 recargas de combustible, el pago de entre 5 a 10 peajes, multas de estacionamiento, facturas de servicios de lavado, mantenimiento o reparación…). Con Car IQ Pay, al ser el propio vehículo «quien paga» en todo momento, todo queda consignado, reflejado y verificado, sin error posible.
Los usuarios del sistema únicamente tienen que preocuparse de asignar los vehículos de la flota al sistema y asociar sus pagos a una cuenta bancaria concreta. De igual modo, ellos son quienes eligen a sus comerciantes o los establecimientos a los que el vehículo debe/puede acudir para efectuar los servicios que precisa, para los cuales también se pueden predeterminar diferentes parámetros en función de la periodicidad, límite de gasto, etc.
Todas las transacciones se procesan en tiempo real en un «libro mayor» que permite ordenar por marca, modelo, comerciante, tipo de pago y otros muchos factores la información disponible. El sistema permite clasificar toda ella según los datos que el gestor de la flota precisa para conocer en todo momento y en tiempo real qué sucede tanto con cada unidad individual de la flota como con el conjunto de la misma.
Además, de esta manera se pueden «liquidar» casi en tiempo real —si ello fuera necesario— los distintos pagos a realizar, lo que agiliza notablemente las cuentas de la flota y permite evitar los tan manidos períodos de liquidación de 30 a 60 días. La contabilidad de la flota y, consecuentemente, la de la empresa se dinamiza y agiliza enormemente, lo que redunda en una mayor capacidad del personal de administración de la empresa para poder dedicarse a otras funciones y/o tareas.
Importantes ventajas contra pequeños fraudes
Para las flotas de vehículos de empresas, sistemas de pago como el que propone Car IQ Pay suponen, además, importantes ventajas en la lucha contra los pequeños fraudes de los que pueden ser objeto. Según Pratz, «este tipo de fraudes son los más difíciles de detectar porque nadie puede medirlos. Cuando un conductor o persona dispone de una tarjeta de crédito de la empresa, tiene derecho a usarla, pero conocer que realmente lo está haciendo para fines que no se corresponden con los previstos no resulta nada fácil». Así, por ejemplo, de las transacciones comerciales que se efectúan en relación con la actividad de los coches de la flota, entre un 3% y un 8% de las mismas son fraudulentas. Y acciones como rellenar deliberadamente el tanque de otro vehículo distinto al de la flota representan otro 5 al 7 por ciento de fraude adicional. Car IQ Pay evita por completo este tipo de acciones.
Por otra parte, el sistema de pago que propone Car IQ Pay permitiría reducir los pagos de tarifas asociadas por los cargos realizados, por la instalación o por los envíos de correo o por la emisión de nuevas tarjetas o tarjetas extraviadas o robadas. Al ser un sistema completamente virtual, este tipo de cargos no se producen porque sencillamente no existen, y esto revierte en beneficios para la cuenta, dado que, en una tarjeta de crédito tradicional, entre el 8% y el 15% de la facturación mensual se asocia precisamente con todos esos cargos que el sistema de Car IQ Pay contribuye a erradicar.
Reducir costes de administración
Un dato: del total de las tarjetas de crédito emitidas, cerca de un 30% quedan sin uso en el mundo de las flotas debido a los cambios de conductor que se producen en cada vehículo. Es muy frecuente que, al cambiar de vehículo, de centro de trabajo e incluso cuando el conductor abandona la organización, la tarjeta se extravía o pierde, lo que además de la ingente labor administrativa que ello genera, también produce costes añadidos, dado que la empresa paga tarifas en función de las tarjetas registradas. Con el sistema de Car IQ Pay, todo ello también desaparece.
De igual manera, el sistema de Car IQ Pay facilitaría el control sobre los comportamientos que los conductores tienen al volante de cada unidad de la flota. Los excesos de velocidad, frenados bruscos, giros a velocidades excesivas, consumos de combustible, ingresos por parada, etc, pueden igualmente quedar grabados y vinculados a la información. Todos estos datos pueden posteriormente ser utilizados para recompensar o incentivar a los conductores para que practiquen una conducción más eficiente y segura, activar alarmas para los administradores y gestores de la flota, permitir a los conductores recibir premios por utilizar los servicios de determinados comercios, etc.
En EE.UU., Car IQ ya cuenta con más de 25.000 estaciones de servicio que se han adherido a su sistema de pago y control.